por: Casandra de Campo alegre.
«Casandra acepta el principio del amor como mandato universal para cualquier ser humano digno del tal nombre». «Amar es servir».
«No soy un intelectual de ninguna clase (sino apenas un miserable maestrillo de escuela, «que dice que enseña al que dice que no sabe»)».
«Lo importante no es ser líder sino ser útil».
«Mire joven, no se preocupe nunca por la nacionalidad, ni por la religión, ni por el ideario político de ningún hombre. Preocúpese únicamente de que sea un hombre de verdad. Es lo único importante».
«Por haber nacido a orillas del Bósforo, soy bizantino de nación, pero francés de educación, alemán de formación, español de vocación, catalán de corazón, canario de añoración, y ahora barranquillero de adopción y afición…»
«Pero no faltan quienes, sin haber nacido en Barranquilla, llegan a estimarla y amarla tanto, que sólo vuelven a respirar y a revivir cuando regresan a Curramba la Bella. Entre ellos se halla desde luego Casandra».
«Es difícil tener su propia muerte. Aunque parezca tan fácil. Es un Arte. Una tarea. Un compromiso desmesurado. Quien sea capaz de cumplirlo, no muere. Sigue viviendo en la medida en que su muerte haya sido auténtica. Vivida».